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miércoles, 12 de abril de 2017

¿Existen los buenos profesores? ¿Y los malos?

¡Hola holaaaaaa! Esta mañana, empezando a organizar mis apuntes del segundo cuatri y estudiando el primer tema de una de mis asignaturas, psicología de la educación, se me ha ocurrido hablaros y escribiros un post sobre los buenos y los malos maestros. ¿Qué os parece? ¿Interesante? Pues vamos a ello. 
En primer lugar, si nos ponemos a pensar en los profesores que hemos tenido a lo largo de todo nuestro recorrido académico, se nos vendrán a la mente los buenos, esos profesores que nos motivaban, nos hacían ir con ilusión a clase, nos entendían, nos mostraban su cariño, nos hacían reír, aprendíamos rápidamente su materia... o también podemos pensar en los malos, en aquellos que su objetivo, creíamos, era amargarnos la existencia, aquellos que nos enviaban montones y montones de deberes, aquellos que nos daban miedo, nos gritaban, nos hablaban mal... Pues bien, en un futuro, cuando sea maestra, me gustaría que mis alumnos me consideraran buena en mi trabajo, y me recordaran por ello, no por el lado contrario. 

A lo que voy, para conseguir ser buenos maestros y maestras, la psicología de la educación establece una serie de conocimientos y habilidades profesionales, así como mantener el compromiso y la motivación/ilusión del primer día. Para ser buenos maestros hay que poseer y controlar gran cantidad de habilidades con el fin de poder hacer frente a tantas y tantas situaciones educativas, unas más fáciles que otras. Entre estas habilidades destacamos las siguientes: dominar la materia, es esencial que un buen maestro sea competente en su materia, la comprenda y sepa transmitir sus conocimientos a los alumnos. 
Estrategias de instrucción; podemos distinguir dos tipos de estrategias para enseñar a los alumnos y estas son: el método constructivista, que vendría siendo llevar a cabo una metodología activa, en la que el alumno construye su propio aprendizaje, en resumidas palabras, y la instrucción directa, más centrada en el método tradicional y conductista de la educación, en la que el alumno se encuentra como sujeto pasivo. 
Establecer objetivos y planificar, todo maestro debe saber qué quiere conseguir, de la misma forma que debe saber cuándo hacerlo, cómo llevarlo a cabo y por qué. Adecuar la enseñanza al desarrollo, el buen maestro realiza actividades adecuadas y apropiadas a la edad de cada alumno. 
Mantener el control en el aula, el aula no puede ser un lugar en el que reine el caos, sino un lugar en el que reine el orden y el maestro lo tenga todo controlado. 
Habilidades de motivación, un buen maestro sabe motivar a sus alumnos, entusiasmarlos con su asignatura, hacer de la educación una aventura para ellos y hacerles responsables de su propio aprendizaje. 
Habilidades de comunicación, un maestro que no sabe expresarse bien tanto con sus alumnos, como con las familias y demás equipo docente no podrá ser un buen maestro. Reconocer las diferencias individuales de cada alumno es realmente importante en la formación de un maestro, pues cada alumno es diferente y debemos saberlo para poder ofrecerle una educación apropiada para sus capacidades. Valorar la diversidad cultural, un buen maestro enseña valores como el respeto a sus alumnos y el valor de la diversidad cultural, el tener compañeros de otras culturas, enriquece tanto profesional como personalmente, te hace abrir la mente. 
Habilidades de evaluación, todo docente debe evaluar a sus alumnos y las prácticas realizadas, tanto antes, como durante y después de dichas prácticas. Es realmente importante evaluar el trabajo elaborado y el conocimiento adquirido de los estudiantes para valorar si las tareas llevadas a cabo han sido beneficiosas y de provecho o no. 
Por último, las habilidades tecnológicas son habilidades y conocimientos que todos los docentes deben poseer y manejar adecuadamente, ya que la tecnología está cada vez más en nuestro día a día y en el futuro trabajo de los estudiantes. Por ello es de gran relevancia, los alumnos deben saber utilizar las nuevas tecnologías, y el papel de los docentes será enseñarles el buen uso de éstas. 

Además de todas estas habilidades, no podemos olvidar poner un trocito de nosotros en las aulas, siendo también súper importante el compromiso y la motivación con la apasionante profesión de la docencia. 

Un buen maestro no es sólo el que es excepcional en su materia, es el que además de ser muy buen profesor y enseñar mucho a sus alumnos, considera su trabajo como parte de su vida. 
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